Santa María Chigmecatitlán, Puebla
- Evelyn Covarrubias
- 4 may 2017
- 3 Min. de lectura
Por segundo año consecutivo decidí volver a vivir la experiencia "Misiones", no hay mejor forma de sentir a nuestro Padre que ahí rodeada de personas llenas de luz, de transparencia de verdad y sobre todo, llenas de amor a Dios.Siempre creemos que ir de misiones es que la gente aprenda de nosotros pero estamos totalmente equivocados, es todo lo contrario. Es increíble la forma en como nos reciben desde el primer momento, nos abren las puertas de su casa, nos acogen como si fuéramos parte de la familia.
Por ésta ocasión me tocó visitar el estado de Puebla, específicamente el municipio Santa María Chigmecatitlán, grande en territorio y población integrada por 4 comunidades, Santa Catarina, San Miguel, Emiliano Zapata y el centro que lleva el nombre del municipio. En "Santa" así conocida por los residentes de ésta comunidad, nos dió alojamiento el Padre Carlos, a mí, Jeni y Hna. Silvia en la casa cural, en donde mis queridísimas Verito, Chabe y Moni estuvieron al pendiente de nosotras, por una semana fuimos "Las niñas de la casa" nos chiquearon muchísimo, siempre atentas a lo que pudiéramos necesitar desde una simple hoja de papel, hasta esas pastillitas que me quitaron la temperatura.

Llegamos el sábado 28 de Marzo, ahí comimos y tuvimos nuestra celebración eucarística de bienvenida, al finalizar, cada equipo partió a su comunidad correspondiente. Al día siguiente empezó nuestra celebración de “Domingo de Ramos” en punto de las 6:00 A.M. en una capilla cerca de la parroquia para así dar inicio a la bendición de los ramos y nuestra procesión con la imagen de Jesús Nazareno con sus respectivos mayordomos.

El lunes, martes y miércoles, nos haríamos cargo de la “Pascua infantil” en donde se les daban catequesis a los niños sobre lo importante que es la Semana Santa y la forma en la de acuerdo a su edad se recomienda vivir estos días tan especiales. La se estableció en un horario de 9:00 A.M. a 2:00 P.M.El jueves santo la celebración en nuestra comunidad fue por la noche, se hizo una representación de la última cena y el arresto de Jesús. Fue un momento emotivo porque por familias se quedaron velando a Jesús otras familias velando a La Dolorosa. Durante la noche se iban rotando participaron velando a Jesús y a María alrededor de 10 familias completas. De verdad fue increíble ver el amor de esa comunidad y su lealtad a Jesús.El viernes a las 9 de la mañana se comenzó el viacrucis por toda la comunidad con la imagen de Jesús Nazareno, María “La Dolorosa” y José. Por la noche acudimos a acompañar a María en un rosario.En lo personal ese momento fue muy significativo para mí, ya que se llevó a cabo un lectura que fue como si María le estuviera hablando a Jesús, en donde recordé lo necios que somos ante la realidad, lo frívolos que podemos llegar a ser, en los ciegos, en no darnos cuenta que Jesús siempre ha estado y estará ahí, que murió por nosotros. Después de esa lectura, con mucho respeto y en silencio. Se colocó a Jesús crucificado en un ataúd de cristal, ese fue uno de los momentos en donde en comunidad nos unimos al dolor de María, en donde pudimos reflexionar de manera personal nuestras actitudes buenas o malas. El sábado al medio día nos unimos las cuatro comunidades y fuimos a “Las piletas” a celebrar el sábado de Gloria. Jugamos, compartimos alimentos, platicamos, reímos y nos unimos. Por la tarde el sacerdote partió a cada una de las comunidades a cumplir la celebración.
En mi comunidad fue algo especial, empezó a las 11:00 P.M. empezamos prendiendo el Cirio Pascual, y posteriormente se fueron prendiendo los de los asistentes, entramos a la parroquia en silencio y con las luces apagadas. Y así se llevó a cabo la celebración, alrededor de las 2:30 A.M. se prendieron las luces de la parroquia y empezaron a caer pétalos y poco a poco todo el recinto quedó adornado de flores junto con la imagen de Jesús Resucitado.Al salir de esta celebración los mayordomos regalaron una taza de café y empezó a tocar la banda, celebrando la resurrección de Jesús. Nuestras últimas horas del día domingo una familia de la comunidad de San Miguel nos invitó a desayunar en donde ellos trabajan, así pudimos disfrutar de su compañía como familia. Regresamos a Santa, celebramos la eucaristía de 12, comimos todas mis compañeras y yo en la casa cural, nos despedimos de las personitas que durante una semana o un poquito más fueron nuestra familia y nos llenaron de fe y de buenos momento.

Así fue mi Semana Santa, así fueron mis misiones, y una vez más doy gracias a Dios por darme esta oportunidad por llamarme a servirle, por amarme tanto y darme esta oportunidad de dar testimonio de su palabra.
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